1 Antología de relatos de terror y thriller

1 Antología de relatos de terror y thriller


Libro resultante del primer concurso de relatos de terror y thriller organizado por Ediciones Embrujo.

Antología que recoge los relatos seleccionados, entre ellos MUERTE.



MUERTE


La noche está cerrada, la niebla londinense se impregna en mi ropa y el aliento se junta con ésta poniendo punto cálido sobre mi rostro. Sólo el ruido de mis tacones chocando contra el asfalto se escucha resonar en la estrecha calle. La iluminación de las farolas se disipa a través de la calígene haciéndola casi imperceptible. Escucho el latido de mi corazón agitándose cada vez más rápido, a medida que avanzo se va calando la oscuridad sobre mi cuerpo. Una tenue luz se enciende en un ventanal pero dura breves segundos, los justos para atisbar una sombra al final de la calle. Me freno en seco, intento enfocar la vista perforando la negrura para ver si localizo de dónde ha salido dicha sombra, si le encuentro algún significado o por el contrario ha sido todo resultado de mi imaginación. Inhalo y exhalo profundo y sigo mi camino, quedan escasos ochenta metros para llegar a las escaleras que dan acceso al portal de mi apartamento. Retomo mis pasos acelerando mientras levanto los talones para evitar hacer ningún ruido que pueda alertar a cualquiera que pueda estar escuchando el sonido de la noche. De repente mi mirada se centra en un brillo intermitente que proviene del fondo, me quedo paralizada, todos los esfuerzos que hago por moverme son en vano. El brillo se ha convertido en una burbuja rojiza del tamaño de una pelota de tenis que se acerca lentamente hacia mí. Su luz se intensifica, tanto que duele la vista si la miras directamente. Ahora está justo delante de mí estómago, siento como me está robando toda la energía, me siento débil y vulnerable, sin fuerzas para luchar o negarme a nada de lo que quiera hacer conmigo.
Esta burbuja se introduce dentro de este cuerpo, que ahora dudo de si es mío o suyo, y que entra en combustión sin llama, mis ojos arden como el fuego y mis manos comienzan a tomar un color rojo incandescente. Siento un placer indescriptible con los cambios que experimento.
El suelo que está bajo mis pies cambia, el negro alquitrán desaparece para convertirse en lava. Mi cuerpo es libre ahora y ando sobre este rio humeante. Ya no quiero escapar, me siento poderosa con la potestad suprema que me da este fuego que no abrasa.
Veo de nuevo la sombra al fondo de la calle, ahora puedo descifrar el contorno de su procedencia. Es un personaje alto y corpulento, está quieto pero su magnetismo empieza a provocar que yo sea quien me acerque a él. Con cada centímetro que avanzo noto como mi consciencia cambia, ya no tengo el control sobre mi persona y poco a poco pierdo la de mi mente. No sé cuándo ha sucedido, ahora mis pies están alejados del suelo, levitando incontrolada hacia ese ser del que cada vez veo mejor.
Ya no disfruto del momento, empieza a recorrer mi cuerpo un miedo intenso que sube a través de mi columna vertebral, las sensaciones que me transmite este personaje son negativas, se me eriza el vello de mi piel ahora que estoy justo enfrente de él.
Me centro en su semblante. Sus facciones huesudas resaltan las oscuras y marcadas ojeras y las hundidas cuencas de los ojos. Su cabello es casi inexistente y el cuello extremadamente delgado y largo. Viste un traje negro como la misma noche que hace hoy, camisa negra y calzado oscuro.
Nuestras miradas se cruzan durante unos segundos y he notado como la comisura de sus labios se arquea hacia arriba y, luego, puedo ver sus dientes negruzcos. Levanta los brazos y coloca sus esqueléticas manos sobre mis hombros. Me gira y a través de la niebla se abre una imagen de mi habitación, estoy tumbada sobre mi cama y al verlo mi corazón se dispara de nuevo, cierro los ojos y recuerdo entonces lo sucedido. Viene a mi mente la imagen de Carlos bailando con Sara, una danza que parece de apareamiento. Ajenos a las miradas sinuosas de los allí presentes, incluso de las mías. He estado esperando a la salida, escondida en la penumbra y agarrando con fuerza el cuchillo que cogí de la cocina y que escondo dentro de mi bolso. Han salido casi a media noche; entre risas y caricias han caminado hacia su vehículo, en aquel momento he ido a su encuentro. He sacado el cuchillo y se lo he clavado desde atrás en el cuello de Carlos, Sara se ha girado y ha intentado chillar, pero lo he impedido asestándole una herida de muerte en pleno corazón. Carlos, junto antes de expirar me ha preguntado:
—¿Quién eres?
He dejado allí los cuerpos y he regresado a casa, me he tomado mis pastillas con una copa de vino tinto y …
Al abrir los ojos de nuevo, se está acercando al catre alguien que reconozco inmediatamente y las lágrimas brotan incontroladas; su peludo cuerpo, sus patas y también su cornamenta, anuncia la presencia del mismísimo diablo viniendo a recoger mi cuerpo exánime. Me carga sobre sus hombros y la visión queda cubierta de nuevo por la neblina. Al darme la vuelta de nuevo, aquel aterrador ser ha desaparecido.
Empiezo a correr hacia mi portal, pierdo los zapatos durante la carrera, también el bolso, y como si de un dibujo a lápiz que es borrado por una goma se tratara, comienzo a desaparecer. Ya estoy llegando, tengo el latido del corazón en mi garganta, casi no puedo respirar y no dejaré de luchar. Cojo con fuerza la manilla de la puerta, abro rápidamente y justo en ese momento un golpe de viento atraviesa el rellano.